
La ciudad es un desmadre. Reuniones eternas, tráfico infernal y ese wey que siempre cree tener la razón. Y ahí estás tú, lidiando con todo sin un amuleto que te proteja.
Eso se acabó.


Aquí no encontrarás joyas
cualquiera. Cada pieza tiene un
propósito: protegerte, inspirarte
o, mínimo, sacarte una sonrisa en
medio del caos.
Para hacer caso omiso del
sabelotodo en turno.
Para repeler la flojera de tu cuerpo
chambeador. Para recordarte que
el caos no te domina, tú dominas el caos.
Cárgalo con intención. Úsalo. Déjalo
hacer su magia.
¿Y si no funcionan? pues mínimo te
diviertes.
